Protegiendo la llama. Otto Scharmer

Helio Borges
17 min readSep 8, 2022

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Círculos de Presencia Radical en tiempos de colapso

Figura1: Por Kelvy Bird

Esta es la traducción al español del artículo de Otto Scharmer, Protect the Flame. Circles of Radical Presence in Times of Collapse. El cual puede leer aquí.

Estoy sentado en un tren en el ferrocarril Räthische que regresa de Pontresina, en lo alto de los hermosos Alpes suizos. Rodeado por la presencia de glaciares que se derriten, reflexiono sobre dos reuniones que tuvieron lugar aquí a principios de semana: el Foro Ético Mundial (WEF) con unos 250 participantes, y la reunión anual del World Future Council (WFC), una reunión de 50 agentes de cambio de la sociedad civil, el gobierno, la academia y las empresas. Ambos encuentros se convocaron con la intención de volver a imaginar nuestro camino hacia un futuro que sea regenerativo, pacífico y justo.

Mientras reflexiono sobre estas y otras reuniones similares en los últimos meses, me doy cuenta de tres temas. Estos mismos temas también se repiten en el próximo Informe sobre Desarrollo Humano de la ONU 2021–2022 (que se publicará más adelante esta semana ) y en el próximo estudio del Club de Roma 50 años después de su innovador libro Los límites del crecimiento . El nuevo estudio se llama Earth for All : A Survival Guide for Humanity (que se publicará a finales de este mes). Es un esfuerzo colaborativo guiado por la Comisión de Economía Transformacional , que es un grupo de invstigadores, científicos y activistas económicos pioneros convocados por el Club de Roma.

¿Colapso civilizatorio?

El primer tema es que estamos viviendo en una época de descomposición y colapso acelerado. Vemos los síntomas de esto en la degradación de nuestro ecosistema, a menudo descrita como “la peor en 1000 años” en el caso de inundaciones y sequías. Lo vemos en la desestabilización del clima, en la caída de los niveles freáticos, en la pérdida de la capa superior del suelo y en la alarmante pérdida de biodiversidad. Vemos los síntomas del colapso del sistema social en niveles elevados de polarización, desigualdad, racismo, violencia y guerra, así como en los comienzos de la migración masiva relacionada con el clima.

El segundo tema es la sensación de depresión que sentimos al asimilar todo esto. Es un sentimiento que dice: Parece que no hay nada que yo o nosotros podamos hacer al respecto ahora, tal vez ya sea demasiado tarde . En otras palabras, existe una depresión colectiva generalizada que da forma a la perspectiva de todos, en particular la de nuestra juventud, que llevará la carga de nuestros fracasos sociales en el futuro.

El tercer tema tiene que ver con la paradoja de que sabemos casi todo lo que se necesita para evitar el colapso de la civilización — tenemos la mayor parte del conocimiento, la mayoría de las tecnologías y todos los medios financieros necesarios para cambiar las cosas; y, sin embargo, no lo estamos haciendo. En resumen: el tercer tema trata sobre la enorme brecha entre saber y hacer que se ha materializado en nuestro comportamiento colectivo durante los últimos 50 años o más.

Antes de entrar en más detalles sobre cómo transformar la brecha entre saber y hacer, incluida una discusión de los hallazgos clave del estudio Tierra para Todos, contemplemos el significado más profundo de estos tres temas.

¿Qué nos dicen? Nos dicen que vivimos en un momento de transición donde una civilización se está acabando y muriendo y otra está naciendo. Y como custodios del planeta tierra y de todas sus especies, estamos llamados a proteger la llama de nuestras más altas posibilidades futuras.

El historiador británico Arnold Toynbee, que estudió el auge y la caída de las civilizaciones, descubrió que las estructuras de las civilizaciones colapsan cuando los líderes y sus instituciones ya no pueden responder de manera creativa a los desafíos dominantes de su época. Lo que quiero decir con colapso civilizatorio (y su posiblemente regeneración) es un proceso que incorpora tres características centrales:

  1. Datos concretos: podemos ver claramente los síntomas de la aceleración de la degradación social y ecológica, la desintegración, la descomposición y el colapso.
  2. Campos colectivos de conversación: Vemos un colapso tanto de la capacidad de dar sentido a la situación actual como de responder a ella al perder la capacidad de tener una conversación compartida sobre lo que está sucediendo. Este problema se ve exacerbado por: el impacto tóxico del dinero oscuro en la política; y los modelos comerciales en las empresas tecnológicas basadas en las redes sociales, que amplifican la desinformación, la polarización y las emociones negativas.
  3. Espíritu humano: Vemos un aumento masivo en los problemas de salud mental. Según el Informe sobre Desarrollo Humano de 2022, una de cada ocho personas en el planeta enfrenta problemas de salud mental. Nuestro sentido colectivo de impotencia nos impide responder creativamente al momento actual.

¿Nos vamos a hundir? ¿O nos vamos a levantar?

Es posible que conozca el viejo chiste sobre cómo lidiar con la complejidad: si usted no está confundido, está desconectado. A la luz de nuestra situación actual, podríamos decir: si usted no está deprimido, probablemente esté desconectado. Lo que me gustaría ofrecer aquí es una interpretación diferente de la condición colectiva de depresión que pesa tanto en nuestro momento actual. Veo nuestra condición colectiva como un signo de esperanza (porque significa un alejamiento de la negación).

Aquí les presento un dato ciertamente anecdótico. En el MIT, a menudo participé en simulaciones grupales con el profesor John Sterman y sus colegas del System Dynamics Group, quienes ejecutan escenarios de juego de roles con líderes de diferentes sectores y regiones. Cada participante es asignado a un equipo que representa países e intereses clave en las negociaciones climáticas. Después de un período de estudio y discusión, cada equipo hace propuestas y decisiones que se introducen en un modelo informático que predice científicamente el impacto específico de la región de esas decisiones para el resto de este siglo. Los participantes pueden ver fácilmente el impacto colectivo de sus decisiones, que casi siempre, al principio, resultan en desastre y colapso, reflejando nuestro comportamiento colectivo actual.

Habiendo visto el resultado proyectado de sus decisiones, los equipos entran en una segunda ronda de discusiones, negociaciones y toma de decisiones. En resumen, las decisiones de los participantes comienzan replicando la realidad actual, pero a medida que aumenta su conciencia colectiva, VEN el impacto de su toma errónea de decisiones. Lentamente, su comportamiento colectivo comienza a cambiar. La evolución de los patrones colectivos de percepción y toma de decisiones que he visto en tales ocasiones sigue aproximadamente estas cuatro etapas:

  1. Negación: descartar el impacto futuro real de nuestras decisiones (“no es mi problema”)
  2. Distanciamiento: reconocer el problema, pero culpar a alguien más (“es culpa de ellos , no mía”).
  3. Depresión: después de darse cuenta de que la negación y el distanciamiento no resolverán nada, sienten la sensación de depresión de que “es demasiado tarde”
  4. Percepción profunda y co-creatividad: lograr permanecer en el momento, mantener la mirada fija y luego soltar (lo viejo) para permitir que surjan nuevas posibilidades. En la simulación, esta etapa a menudo lleva a los participantes a formas radicalmente nuevas de colaborar y co-crear mientras actúan desde una conciencia compartida del todo.

La imagen de arriba de Kelvy Bird visualiza este patrón trazando estas cuatro etapas en el proceso U de transformación, y sugiere que nuestra sensación colectiva de depresión no es el final de esta historia. En cambio, puede ser el comienzo de un viaje colectivo hacia una respuesta co-creativa. Pero incluso si esa interpretación más optimista de nuestro estado actual es correcta, la gran pregunta, por supuesto, permanece: ¿Qué se necesita para pasar del estado de depresión al de la percepción profunda y de la creatividad colectiva?

Un punto de vista marciano de nuestro punto ciego colectivo

Si un visitante amistoso de Marte aterrizara hoy en los Estados Unidos y estudiara nuestro comportamiento colectivo, ¿qué notaría y qué la sorprendería?

Aquí hay un patrón que, en mi opinión, cualquier observador extraterrestre astuto detectaría:

  • Seguridad: La superpotencia militar más grande del mundo, armada hasta los dientes, que opera 800 bases militares en el extranjero en más de 70 países, concentra todas sus fuerzas en los peligros que, supuestamente, acechan en sus costas. Sin embargo, cada vez que las amenazas y los peligros reales golpean, tienden a originarse desde adentro (ejemplos: los ataques terroristas del 11 de septiembre, el ataque del 6 de enero en el Capitolio, los riesgos de seguridad relacionados con el clima, los ataques a civiles por parte de ciudadanos armados).
  • Cuidado de la salud colectiva: el país más rico del planeta tiene algunos de los peores ndicadores de salud, con una esperanza de vida que se hundía incluso antes de la pandemia. En 2019, la Academia Estadounidense de Pediatría emitió un informe que señala que los “trastornos de salud mental han superado las condiciones físicas” como los problemas más comunes que causan “deterioro y limitación” entre los adolescentes. Aunque la principal fuente de amenazas ha pasado de ser externas (accidentes, drogas) a internas (salud mental), el sistema actual, la capacitación de los profesionales de la salud y los que atienden emergencias, todavía se enfoca en esas amenazas externas.
  • Gobernanza económica: todas las economías modernas se basan en la división del trabajo, que es la clave de la productividad. Pero esta última viene con un desafío de coordinación. ¿Cómo se une todo de vuelta luego de que la división del trabajo lo ha separado? Hasta ahora nos hemos basado en dos poderosos mecanismos externos de coordinación: la mano invisible del mercado y la mano visible del gobierno. Durante un período de la historia, el poder de los sindicatos sirvió para mediar entre estas fuerzas, al menos para algunos de los interesados. Pero lo que nuestro observador investigador marciano seguramente notará es que ninguno de estos mecanismos tradicionales por sí solo es suficiente para hacer frente a los desafíos actuales.

Nuestros mecanismos de coordinación necesitan evolucionar. En lugar de depender únicamente de mecanismos externos, necesitamos interiorizar el impacto colectivo, necesitamos coordinarnos y actuar desde una conciencia compartida del conjunto. A esto lo llamo Acción Colectiva desde la Conciencia Compartida (CASA por sus siglas en inglés). Se dio un primer paso en esa dirección con el lanzamiento de los Objetivos de Desarrollo Interno (IDG) a principios de este año en Estocolmo. Esos objetivos fueron concebidos con el fin de desarrollar capacidades transformadoras para cerrar la brecha entre saber y hacer, y lograr mas expeditamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) .

La investigadora marciana podría escribir en su cuaderno que ve un sorprendente desajuste entre la forma y la función de las instituciones que se supone deben apoyar el bienestar de nuestra ciudadanía. Ese desajuste representa un desafío de desarrollo crítico de nuestro tiempo: en todos los sistemas necesitamos cerrar la forma y la función, o lo que hemos llamado la brecha entre saber y hacer. Lo que hemos aprendido es que cerrar esta brecha requiere que nos reconectemos con una profunda aspiración y capacidad humana para el desarrollo interior y vivir en armonía con nuestro planeta y entre nosotros; aplicando esta aspiración y capacidad a la transformación de nuestras instituciones, nuestras sociedades y nuestra relación con la tierra. Y esto solo puede suceder si profundizamos en nuestra interioridad o, en otras palabras, interiorizamos las externalidades (es decir, nuestros puntos ciegos) para que podamos responder más apropiadamente a los desafíos de nuestro tiempo.

Proteger la llama

Entonces, volviendo a la gran pregunta: ¿Nos vamos a hundir o nos vamos a levantar? Desde mi punto de vista, la respuesta depende de si tratamos o no de crear nuevos tipos de infraestructuras de aprendizaje social para la transformación. Infraestructuras que conectan y activan esta capacidad humana para la transformación individual y colectiva.

En el Foro Ético Mundial, los dos primeros días comenzaron con un pequeño círculo de contención de unas 50 personas a las que se denominó guardianes del fuego. Cuando fue mi turno de compartir, hablé de un momento conmovedor de mis días de estudiante. Había visto a Joseph Beuys aceptar el Premio Wilhelm Lehmbruck de escultura en 1986. Probablemente fue el último discurso público que dio Beuys, poco antes de su fallecimiento. Habló sobre la llama de inspiración que Lehmbruck había proporcionado para todo el cuerpo artístico de Beuys. Cerró su discurso con las palabras: “¡Protejan la llama!” (Schütze die Flamme!) Estas palabras tocaron una cuerda profunda en mí.

En ese momento sentí como si esa pequeña llama, que representa la esencia del espíritu humano, dependiera completamente de personas como nosotros que la reciben, la protegen y luego la pasan a la siguiente generación. Cuando Beuys terminó su discurso con esa línea: ¡Protejan la llama! Sentí como si yo también acabara de recibir la llama, tal vez de manera similar a como lo hizo él muchos años antes. Proteger la llama es muy diferente de, por ejemplo, llevar o agitar una antorcha. Lo que vi con mi ojo interno se parecía más a una vela: sostienes la vela con una mano y proteges la llama con la otra, sosteniéndola muy cerca de tu corazón.

Y eso bien puede ser lo que se necesita hoy. Debido a que nuestra emergencia planetaria ya es tan frágil, cada uno de nosotros necesita sostener y proteger la llama manteniéndola cerca de nuestro corazón.

Tres transformaciones

Mientras más sistémico es más personal e interpersonal, es lo que le gusta decir a mi colega del MIT, Peter Senge. Es algo con lo que Joseph Beuys, quien originó el término escultura social, por el cual se refiere a la totalidad de todas las relaciones que nosotros, como humanos, entablamos, resonará profundamente. En ese espíritu quiero invitarlos ahora a ir al extremo opuesto del espectro: el ángulo macro-sistémico. Para abordar adecuadamente nuestra policrisis actual, hay al menos tres transformaciones a nivel macro que, en mi opinión, deben ocurrir. Necesitamos transformar:

  • Nuestras economías del ego al eco
  • Nuestro gobierno de arriba hacia abajo a distribuido y dialógico
  • Nuestros sistemas educativos desde la salida o las pruebas impulsadas hasta los generadores de un futuro mejor

1. Transformar nuestras economías de ego a eco

Un posible camino hacia esta transformación económica se presentará en el nuevo estudio del Club de Roma en la ONU en Nueva York a finales de este mes. Se centra en cinco virajes principales:

Eliminar la pobreza: La pobreza extrema ha disminuido drásticamente en los últimos cincuenta años. Pero todavía casi la mitad del mundo vive en la pobreza, sobreviviendo con menos de US$4 por día. El viraje:

  • Crear nuevos “Derechos especiales de giro” para asignar más de 1 billón de dólares al año a países pobres para invertir en la creación de economías regenerativas (accionable por el FMI).
  • Exenciones de derechos de propiedad intelectual para tecnologías sanitarias y renovables patentadas (procesables por la OMC).

Reducir la desigualdad: En muchos países, el ingreso del 10% más rico representa más del 50% del ingreso nacional. Esta es una receta para sociedades profundamente disfuncionales y polarizadas. El viraje:

  • Fiscalidad progresiva y cierre de lagunas fiscales internacionales
  • Fondos de los ciudadanos para dar a todos su parte justa de la riqueza de una nación (Dividendo Básico Universal)

Empoderar a las mujeres: Inversión masiva en educación y empoderamiento para niñas y mujeres. Ejemplo: Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, si todas las mujeres agricultoras en pequeña escala reciben el mismo acceso a los recursos productivos, el rendimiento de sus explotaciones aumentará entre un 20 y un 30 por ciento. Entre 100 y 150 millones de personas dejarán de pasar hambre. El viraje:

  • Aumentar el acceso a la educación para todas las niñas y mujeres.
  • Lograr la igualdad de género en puestos de liderazgo en todas las instituciones.

Transformar los sistemas alimentarios. La agricultura industrial es una de las mayores fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero, deforestación, pérdida de suelo y biodiversidad y contaminación del agua. El viraje:

Transformar los sistemas de energía. El objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global en este siglo a 2 °C por encima de los niveles preindustriales requiere aproximadamente reducir a la mitad las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel mundial cada década a partir de 2020, para llegar a casi cero en 2050. El viraje:

  • Rediseñar y eliminar gradualmente los sistemas de energía basados ​​en combustibles fósiles.
  • Aumentar la eficiencia energética, reduciendo el consumo.
  • Electrificar todo, alimentado por fuentes renovables.

2. Transformar la gobernanza de arriba hacia abajo a co-creativa y dialógica

Todas estas medidas son factibles y se refuerzan a sí mismas, como lo demuestra el modelo de simulación subyacente de este estudio. Los recursos necesarios también están fácilmente disponibles. Las estimaciones de costos para lograr los cambios relacionados con la emergencia planetaria oscilan entre el 2 y el 5 % del PIB mundial. En comparación, en emergencias nacionales como la guerra, los gobiernos suelen movilizar hasta el 50 % de su PIB. Entonces, si tenemos los recursos y las soluciones, ¿por qué no los ponemos a trabajar?

La respuesta a esa pregunta tiene que ver con la gobernanza. Nuestras estructuras de toma de decisiones actuales a menudo operan bajo la influencia desequilibrada de grupos de interés organizados que favorecen a los pequeños grupos que pueden organizarse fácilmente (como las industrias de monopolio) sobre los grandes que no pueden (aquellos que trabajan por los intereses de todos los ciudadanos), y que favorecen a los ciudadanos con voz (generaciones actuales) frente a los que no tienen voz (generaciones futuras y el propio planeta). El impulso de la transformación también ha activado una reacción negativa notable de algunos grupos de intereses especiales. El Anexo A es la creación y el financiamiento masivo de la industria de negación climática que, en los Estados Unidos a principios de la década de 2000, logró revertir el apoyo público a un impuesto al carbono (fuente: Dark Money ).

Entonces, el problema al que nos enfrentamos es que, aunque 3 de cada 4 ciudadanos en los países del G20 apoyan cambios transformadores para combatir la desigualdad social y el cambio climático, nuestros sistemas de gobernanza actuales no están cumpliendo con eso. Lo que me da esperanza en este momento es que muchos de los que toman decisiones en el gobierno y en las empresas coinciden en privado en que estos cambios transformadores son necesarios ahora. A ellos personalmente les gustaría ser parte de una historia diferente del futuro. Pero no saben cómo.

Toda gobernanza tiene que ver con geometrías de poder. La cuestión es rediseñar y hacer evolucionar nuestros sistemas de democracia y gobernanza de manera que la aspiración ampliamente compartida de un cambio transformador, que presenciamos hoy en la mayoría de los países, sea relevante para la toma de decisiones colectiva.

Uno de los primeros ejemplos para incursionar en este nuevo territorio es lo que ahora está pasando en Chile. En Chile, más del 80% de los ciudadanos están a favor de una nueva constitución. Pero luego, cuando se votó la nueva constitución propuesta el domingo pasado, más del 60% no apoyó esa propuesta. Por lo tanto, se necesita más conversación y una mejor infraestructura de apoyo para un verdadero diálogo, pensar juntos a través de diferentes puntos de vista e ideologías, para reimaginar y remodelar el futuro de una manera que sirva al florecimiento tanto humano como planetario. Lo que ha estado sucediendo en Chile es un presagio de lo que está por venir también para otros países: una ruptura (potencial o real) del orden social, seguida de una renegociación y reimaginación de un nuevo contrato social.

La pregunta subyacente es ¿cómo podemos hacer evolucionar nuestras estructuras democráticas de toma de decisiones y gobernanza de manera que sean más distribuidas, dialógicas y directas? Un primer ejemplo prometedor de cómo nuestros actuales sistemas de gobernanza pueden complementarse y evolucionar es el surgimiento generalizado de consejos de ciudadanos.

3. Transformar el aprendizaje y el liderazgo para crear el futuro

Para que esto funcione, necesitamos transformar nuestros sistemas educativos y de aprendizaje permanente. Si bien en muchos lugares hemos evolucionado de la memorización a modalidades más centradas en el alumno, la educación continúa enfocándose en el aprendizaje individual y el desarrollo de capacidades. Estamos muy lejos de los modelos educativos que construyen la capacidad para co-sensar y co-moldear el futuro.

Figura 2: Cuatro etapas de la evolución de los sistemas, cuatro sistemas operativos

La Figura 2 muestra cómo la evolución de nuestras instituciones de educación y aprendizaje (columna 1) encaja con la evolución de todos los demás sectores (salud, alimentación, finanzas, desarrollo, gobernanza y sociedad civil). En todos estos sectores vemos que se desarrolla la misma historia:

  • Pasar de un sistema operativo antiguo basado en el rendimiento y la eficiencia a uno más nuevo que se basa en los resultados y la experiencia del usuario, y
  • Pasando de allí a un futuro sistema operativo emergente que se basa en la regeneración y la conciencia del ecosistema.

Cada uno de estos cambios fundamentales requiere la adopción de un nuevo sistema operativo que siga nuevas reglas y se base en un paradigma diferente de pensamiento y un conjunto de capacidades colaborativas.

El desafío de sistemas más importante hoy en día es tratar de resolver problemas de tipo 4.0 con mecanismos de respuesta que todavía están limitados por las formas de operar de 2.0 y 3.0.

Lo que nos lleva de vuelta al aprendizaje y el liderazgo. Lo que nos impide avanzar más completamente hacia formas de operar 4.0 son tres barreras principales:

  • Falta de infraestructuras institucionales que reúnan a todos los actores relevantes para dar forma y navegar conjuntamente el sistema.
  • Una falta de herramientas y capacidades de liderazgo para cambiar la conciencia de las diversas partes interesadas de una visión de silo a una de sistemas, es decir, de ego a eco.
  • Y la falta de mecanismos financieros para financiar y escalar lo anterior.

¿Cuál es nuevamente nuestro camino para cerrar la brecha entre saber y hacer? Es eliminar estas tres barreras. Necesitamos cambiar a formas de operar 4.0 para transformar verdaderamente nuestros sistemas económicos, de gobierno y de liderazgo, para liberar el profundo deseo que compartimos como seres humanos de vivir en armonía unos con otros y con nuestro planeta.

Pero estas transformaciones no sucederán por sí solas. Solo sucederán si cuentan con el apoyo de nuevas infraestructuras de aprendizaje social escalables, basadas en las regiones y comunidades, que usen la transformación personal como vía hacia la transformación sistémica.

Círculos de Presencia Radical

Mientras completo esto, mi tren hace mucho tiempo que llegó a Zúrich y mi vuelo de regreso ha comenzado el descenso a Boston. Permítanme cerrar con esta pregunta: ¿Cómo va a funcionar esto realmente, si alguna vez lo hace? El “esto” siendo: el tránsito de una civilización que agoniza a otra que nace.

Sabemos que el camino a seguir no será fácil. Sabemos que la solución a nuestros problemas en este siglo no es el Gran Gobierno. No es Gran Dinero. Y tampoco es la Gran Tecnología. Por supuesto, necesitamos los tres: gobierno, capital y tecnología. Pero lo que más necesitamos es un cambio profundo en nuestras cualidades de relación que nos permita proteger y cuidar la llama.

Cuando los sistemas colapsan, ¿qué nos queda? Nos quedamos el uno con el otro. Nos quedamos con nuestras relaciones. Con cómo nos relacionamos con la Madre Naturaleza, cómo nos relacionamos entre nosotros y cómo nos relacionamos con nuestros Seres emergentes. Estas son nuestras tres fuentes de protección, cuidado y cultivo de la llama.

Si eso es cierto, entonces el punto de apalancamiento más importante para avanzar en nuestro viaje colectivo de transformación es la creación de infraestructuras habilitadoras que apoyen a los líderes, ciudadanos y comunidades a cambiar sus campos de relación de tóxicos a transformadores, de extractivos a regenerativos y sanadores.

En el Presencing Institute, hemos experimentado con la construcción y escalado de estos tipos de infraestructuras habilitadoras basadas en la consciencia durante los últimos 15 años o más en una variedad de puntos de acupuntura social, que involucra a más de 200.000 agentes de cambio en más de 2.000 centros de práctica. Si ese trabajo es de su interés, únase a nuestro u-lab gratuito en línea a partir de finales de este mes. Funciona como un portal para la escuela u para la transformación, que es el prototipo inicial de una infraestructura de aprendizaje multilocal en la intersección de la ciencia, el arte, la consciencia y la praxis de la transformación de los sistemas y el yo.

Todos queremos actuar, pero a menudo no está claro cómo. Tal vez lo único que podamos hacer es crear un prototipo de esta infraestructura habilitadora para percibir y actualizar el futuro emergente mediante la formación de pequeños círculos de presencia radical, como un espacio de contención para apoyarse mutuamente en la protección de la llama de nuestro potencial futuro más alto y el de nuestro planeta, en esta coyuntura de riesgo existencial. Son estos campos de conexión más profunda, de presencia radical compartida, los que pueden apoyar la sanación y pueden funcionar como suelo y semilla para que surja una nueva civilización.

Si es de su interés, consulte:

Gracias a mis colegas Kelvy Bird por la imagen en la apertura de esta reflexión y a Becky Buell, Antoinette Klatzky, Eva Pomeroy, Maria Daniel Bras, Dorian Baroni, Emma Paine y Stefan Day por sus útiles comentarios y ediciones del borrador.

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Helio Borges

Executive & Team Coach & Mentor. Cultural Transformation Change Agent & Consultant. Twitter: @hborgesg. Instagram: @heboga. FB: helio.borges.35. Uriji: @hborges